Viajé con mi amiga Denise de Alberta. Ella ha viajado conmigo muchas veces en Canadá e internacionalmente. Ella me ayuda en lo que sea necesario. Ella es una líder de adoración que se mueve en la adoración profética espontánea.

Cuando llegamos a Alicante, Dios nos sorprendió porque el Espíritu Santo abrió puertas en muchas comunidades para compartir el amor de Jesús. Estuvimos en España veintiún días y predicamos el evangelio cuarenta veces. Visitamos comunidades e iglesias donde Dios organizó todo para nosotras. Reunió a la gente. Tenía un plan en marcha antes de que llegáramos. En todos los pueblos que visitamos, las puertas estaban abiertas y la gente nos esperaba. Escucharon y recibieron libertad en sus almas, así como sanidad en su cuerpo físico porque fueron renovados por el amor de Dios a través de Jesucristo.